Las galletas de calabaza y especias son un clásico del otoño y una delicia perfecta para celebrar Halloween. Con su textura tierna y su aroma a canela, jengibre y nuez moscada, nos transportan directamente a la calidez de esta estación. Estas galletas, originarias de la tradición estadounidense ligada al pumpkin spice, combinan lo mejor de la repostería casera con el sabor reconfortante de la calabaza asada. Ideales para acompañar con un café, té o chocolate caliente, se convierten en un capricho irresistible tanto para pequeños como para mayores.
20-24 galletas – Preparación: 20 min – Cocción: 15 min – Reposo: 30 min
INGREDIENTES
- 250 g de puré de calabaza (mejor asada, bien escurrida)
- 100 g de mantequilla a temperatura ambiente
- 150 g de azúcar moreno
- 1 huevo
- 1 cucharadita de extracto de vainilla
- 300 g de harina de trigo
- 1 cucharadita de levadura química
- ½ cucharadita de bicarbonato
- 1 cucharadita de canela en polvo
- ½ cucharadita de jengibre en polvo
- ¼ de cucharadita de nuez moscada
- ¼ de cucharadita de clavo molido (opcional)
- 1 pizca de sal
- Azúcar glas para decorar (opcional)
PREPARACIÓN
En un cuenco amplio batimos la mantequilla con el azúcar moreno hasta obtener una mezcla cremosa. Añadimos el huevo y el extracto de vainilla, batiendo de nuevo. Incorporamos el puré de calabaza y mezclamos bien hasta que quede integrado.
En otro bol, tamizamos la harina junto con la levadura, el bicarbonato, la canela, el jengibre, la nuez moscada, el clavo y la pizca de sal. Vamos incorporando poco a poco esta mezcla seca a la preparación de calabaza, removiendo hasta obtener una masa homogénea.
Tapamos la masa con film transparente y la dejamos reposar en la nevera durante al menos 30 minutos, para que coja consistencia.
Precalentamos el horno a 180 °C y cubrimos una bandeja con papel de hornear. Con la ayuda de dos cucharas o con una cuchara de helado, formamos bolitas de masa y las colocamos en la bandeja, dejando espacio entre ellas.
Horneamos durante 12-15 minutos, hasta que los bordes estén dorados y el interior aún quede tierno. Dejamos enfriar sobre una rejilla.
Podemos servirlas tal cual o espolvoreadas con azúcar glas para darles un toque más festivo.
